Entrevista a Muchachito (Bombo Infierno)

Luis Alberto Serrano con Muchachito (Bombo Infierno)

A Muchachito me enganché en el primer concierto que lo oí; era diferente y fácil de escuchar. Dos cualidades que me convencen siempre. Pero, sobre todo, visualmente era rupturista. Nada de un cantante corriendo con el escenario. Era la banda, el público y la música. Bueno, y el pintor que pintaba durante el concierto.

Ahora nos viene al LPA B&MUSIC Festival, de la mano de G-5, el grupo que desde 2007 forma junto a Kiko Veneno, el Canijo de Jerez, Diego Ratón, del grupo Los Delincuentes, y Tomasito.

Saludos, Jairo. ¿O prefieres que te llamen Muchachito?
     Lo que tú quieras, lo que prefieras, de verdad.

En 2007 se juntan y forman el grupo G-5. Tú ya habías declarado que Kiko Veneno era uno de tus maestros. ¿Qué se siente al formar parte de la vida de un referente de la música en España como él?
     Pues es una cosa que, a día de hoy, cuando me paro a pensar; porque Kiko ya es familia. Pero a veces me paro a pensar y digo: “Hostias, que es Kiko, el que vengo escuchando desde que era pequeño”. Uno de los referentes que me hizo a mí tener ganas de dedicarme a esto. Y tengo la suerte de, hoy en día, poder formar parte de la familia del G5.

     No somos una familia de locos, pero después de 19 años somos una familia. Bueno, es una cosa que me ha concedido la suerte de la vida, ¿no? Es una gran suerte para mí. Y a día de hoy todavía me sigue sorprendiendo y me sigue enseñando mucho. Quizás es el referente más grande que he tenido. Y junto a Peret, los que no me han decepcionado en la vida.

G-5 en el LPA B&MUSIC Festival

Me consta, además, porque los estoy viendo aquí ahora, cómo se llevan. Con esta superbanda tenéis disco nuevo que venís a presentar aquí en el LPA B&MUSIC Festival: “El que quiera dormir que se compre una colchoneta”. ¿Qué se pretende transmitir al público con estas canciones?
     Bueno, pues nosotros, sobre todo, un poco la alegría que da nuestra juntera cuando nos juntamos y nos retroalimentamos como un acople. Nosotros somos como un acople. Podemos llegar cansados, pero al juntarnos hacemos “uuuuhhh” y nos vamos para arriba. Y un poco es que también sentimos que eso se lo trasladamos a la gente y nos genera una satisfacción como aquel que es médico del alma. Yo creo que somos terapeutas del alma.

     Muy necesarios dentro de nuestra locura y nuestro surrealismo sin intentar convencer a nadie. Pero sí que creo que hacemos una labor importante. Porque así me lo transmite la gente y me vuelvo a mi casa con esa sensación.

Muchachito empezó tocando en aceras y terrazas allá por los años 90 y formaste la banda Muchachito Bombo Infierno. 200.000 copias del primer disco. Algo estabais haciendo bien. ¿A qué le achacas ese éxito así tan fulgurante de Muchachito Bombo Infierno?
     Pues un momento de suerte también, te digo, porque fíjate que es mucha la dedicación que necesitas para música y a la entrega a esa música después tienes que transmitirle tu personalidad. Pero nunca eso te va a dar la certeza de que eso pueda llegar a acometerse. Entonces, lo que te digo, fue una gran suerte el aprovechar aquel momento que a mí me pilló muy consciente, porque venía de tocar en la calle y yo sabía que la vida de un artista se interna en una vida de subidas y bajadas. Es una vida de, muchas veces, inactividad, de certeza en que todo es una improvisación en la que tienes que ir ligando mucho los cabos para poder llegar a otro puerto.

Muchachito con G-5

     Entonces, un trabajo que tiene mucho más allá y la vida de un artista, ya te digo, tiene muchos altibajos. Yo, en aquel momento, también era muy consciente de aquello. Y lo mío es una carrera de fondo y yo soy muy raro; no pretendía tener ambición, ni la sigo teniendo. Mucha gente me dice: “Perdón, es que no te conozco”. No, me encanta. No tengo esa ambición de constar en las enciclopedias o llegar a llenar el Wanda Metropolitano. No es mi objetivo; mi objetivo es otro. Es una carrera de fondo en la cual sobrevivo la autogestión alegremente con la que trabajo con mi familia y mis amigos. Nunca he tocado con alguien que no me quisiera, nunca he hecho algo que me hayan obligado. Entonces, ese es mi camino realmente en la música, ¿no? Y ahí sigo con 50 años. Y a lo de Muchachito, a veces digo: “Ostias, si ya soy madurito“. Pero, mira, doy las gracias todos los días por esta gran suerte de sentirme un privilegiado y me lo tomo muy en serio. Podría llevar días sin dormir y cuando salga lo voy a dar todo.

     Pero no voy a pensar en mañana, voy a dar todo en ese momento. Y eso es nuestro camino, nuestra manera.

Pues desde esta entrevista te retamos a que, en tu próximo disco, te hagas un homenaje en forma de canción titulada “Madurito Bombo Infierno”, contando tu evolución en la vida musical, que es apasionante tal y como me la estás contando. También vemos a Muchachito haciendo conciertos en solitario, con tu voz, tu guitarra, tu bombo y tu infierno. Y abarrotas escenarios. ¿Cuáles son los infiernos de la vida de Muchachito?
     Uf, hay mucho. Infiernos hay muchos, ¿no? Fíjate tú, añoro tener una rutina, de no despertarme cada día en un lado, ¿no? Muchas veces me despierto y no sé dónde estoy. Y sobre todo, muchas veces, cosas que pasan. Pero, por otro lado, te dan fuerza, ¿no? Y a seguir cantando, porque nosotros estamos cantando todos los días y van pasando a nuestro alrededor cosas malas a nuestros amigos más cercanos y nosotros tenemos que seguir cantando, ¿no? Entonces, todas esas cosas, que son infierno, les damos la vuelta y lo convertimos en bueno, en una energía positiva para poder hacer lo que te decía: esa gran misión que nosotros creemos que tenemos.

En el 2023, como Muchachito Bombo Infierno, sacáis un disco: “Qué puede salir mal”. Como esperamos, un disco de fusión, con rumba, rock and roll, flamenquitos y jaleo, mucho jaleo. No te gusta repetir canciones como hacen los cantantes ahora, ¿te consideras un libre en el mundo de la música?
     Bueno, soy un poco. Me cargó mi propia zona de confort. Yo, las canciones que más le gustan a la gente, no he seguido haciendo ese tipo de canciones. Y me gusta hacer las que yo quiero decir algo. Y ahora ya llevo cinco discos, más los del G-5, más los de Trimelón, que también ahí componía. Ahora ya es muy difícil, cuando te pones a componer, intentar no repetirte; no mirar para el mismo lado, ¿no? A mí me gusta eso. Me gusta a ver si abro otra ventana en la casa, ¿sabes? Si me quedo todo el rato haciendo lo mismo, es como quedarte toda la vida con perilla, ¿no?

Muchachito con G-5

Justo hablaba yo antes con Yolanda, y decíamos que ya no competimos con nadie. Yo solo compito con una persona, que es conmigo mismo.
     Claro. Bueno, hay un libro que se llama “El enemigo” que habla desde eso, de que nosotros somos nuestros peores enemigos, ¿no?, el que más te critica, el que más te echas piedras encima, el que más te corta el rollo. Y entonces, hay que convertirse en tu buen amigo.

Y ahora tienes tu propio estudio de grabación. Eso es el culmen de tu libertad. ¿Qué consejo le darías a los jóvenes que se inician en la música para grabar un disco?
     Bueno, yo los consejos que le doy a la peña que empieza es que vaya a un sitio donde se sienta bien querido, que no haga cosas por meterse en la industria, que mire más al lado que hacia arriba. Porque no hay mejor manager que un manager que te quiera. No hay mejor conductor que un conductor que te quiera.

     Y, al final, lo que te digo: en este mundo que parece que hay tanto castillo de cristal y mucha gente que te puede prometer el oro y el moro, al final, lo que sobrevive al tiempo es la amistad y el cariño.

En el LPA B&MUSIC Festival vimos un concierto de música fresca. Se me asemeja, musicalmente, a cinco amigos que, tras unos camarones y unos finitos, sacan las guitarras para seguir la juerga. Nos hicieron felices un rato. Y a Muchachito, ¿qué le hace feliz en la música y en la vida general?
     Pues lo has dicho muy bien. Somos cinco amigos que nos juntamos. De hecho, durante estos 19 años, el G-5 se ha juntado, pero se ha juntado para verse él mismo. Que con el egoísmo ese de que queremos vernos y hemos cantado y hemos tocado solo para nosotros cinco en una casa metidos, a jugar a un juego, jugando a los que hacemos a hacer canciones, a compartir ese momento.

     Y eso es lo que somos: cinco amigos.

Pues, tío, nos acabamos de regalar un momento inolvidable, es eso, la verdad. Hasta aquí esta entrevista a un ARTISTA, en mayúsculas, capaz de montar un concierto sin conservantes ni aditivos. Él y la música de frente al público. Aunque en el LPA B&MUSIC Festival, lo hemos disfrutado rodeado de estrellas y amigos que se juntan en Jerez a darle rienda suelta a esa rumbita, al humor y a las ganas de seguir disfrutando de esa pasión que se llama música. «Vaya sarao» que se montaron.

G-5 en el LPA B&MUSIC Festival

MEDIOS DE COMUNICACIÓN QUE HAN PUBLICADO LA ENTREVISTA:

“Yo, también, adicto a la euforia”. Entrevista a Carlos Goñi de REVOLVER.

REVOLVER en el Auditorio Alfredo Kraus (foto: Tony Ventura)

A Revolver los sigo desde su primera canción, para mí uno de los himnos de toda una generación. ¿Quién no ha cantado “Si es tan sólo amor”? Si es que todos hemos vivido esa experiencia. Pero reconozco que muy hice fan en un concierto solidario allá por 2007. Oírlos en directo fue un impacto directo a mi corazón. Entrevistar hoy a Carlos Goñi, alma mater del proyecto, me parece un regalo que yo les traslado a ustedes.

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Saludos, Carlos. Empezamos con preguntas personales. Hablo de tu himno “si es tan solo amor”, ¿qué es para ti el amor?

     A ver. El amor. Yo creo que habría que decirlo en dos partes. El amor conceptual, como algo en general, me parece absolutamente necesario en el mundo para vivir, realmente. Porque a todos nos gusta que nos quieran y yo creo que está muy bien esto de querer. Otra cosa es que hablemos del amor, del enamoramiento con el componente sexual, etcétera. Eso, pues hay épocas que te apetece más y épocas en que te apetece menos. Pero el amor universal de dar amor, de que el que tienes enfrente sea más feliz por lo que le das, guau, me parece fundamental en la vida. Sin duda alguna.

Para mí, eres un abanderado de una época post-movida madrileña. Tras lo caótico de esta, se empezó a exigir a los grupos un poco más de calidad, ya fuera musical o vocal, cosa que no ocurría antes. ¿Qué recuerdos tienes de la época de “Garaje” o “Comité Cisne”?

      Fueron mis primeros 10 años de aprendizaje y ya voy casi por el número 40 o algo por el estilo. Esta carrera es larga. Ya llevo cuarenta años haciendo carrera. Bueno, pues en Garaje y Comité aprendí, sobre todo, una cosa: qué es lo que no me gustaba. Y aprendí cómo no quería trabajar, que son cosas muy importantes. Porque, luego, si las aprendes bien y tienes muy buenos cimientos, en ese sentido; luego es más fácil el poder llegar a donde quieres o a equivocarte inclusive, pero en otras cosas. Ya no en el “cómo”. Y ahí, aprendí muchísimo. Y cuando me dicen, a lo mejor, que seguro que me lo pasaba mejor. No, no, ahora es cuando mejor me lo paso.

     Nada de vainas del tipo “al principio no tienes un duro, no tienes éxito, pero te lo pasas…”. No, pero te lo pasas fatal, porque viajábamos en una furgoneta de reparto de carnes sin ventanas ni nada y con un colchón en la furgoneta. Y ahí era un horror. Era una situación horrible. Y con Comité Cisne íbamos a tocar desde Valencia, por ejemplo, a Logroño y terminabas de tocar y te volvías porque no teníamos dinero ni siquiera para el hotel. Entonces no, no me lo pasaba bien. Pero aprendí mucho. Aprendí muchísimo. Eso sí que es verdad.

Te reconozco mi envidia personal a la hora de escribir. Tus letras son impecables y valoro que siempre empleas la palabra perfecta en la frase adecuada. ¿Escribes primero las letras o sacas una melodía y luego las llenas de mensajes? O al revés.

     Agradecido por los piropos, de verdad. Te lo agradezco. Normalmente, escribo primero las letras, porque para mí es muy complicado ponerme a escribir una canción si no tengo una historia que contar. Lo que pasa es que, con los años, es cierto que he encontrado una manera que es en la que tengo un cajón donde están las letras y otro donde están las melodías, sucesiones de acordes y cosas por el estilo. Y llega un momento en el que lo que haré será volcar esos dos cajones encima de la mesa y ver, exactamente, que es lo que tengo. Son como ovillos de lana de los que empiezas a tirar y ver que ocurre y a ver hasta dónde llegan. Algunos se quedan en el intento. La mayoría se quedan porque, bueno; y unos cuantos, a lo mejor, son los que merecen la pena. Y otros van a una especie de cajón de sastre donde a lo mejor hay un trocito que sí, que está bien,  y el resto no.

     Pero las letras tienen que tener sentido. Tienen que tener pies y cabeza, porque me resulta muy complicado encarar una música en la que haya que encajar de una manera absoluta una letra o un fraseo. Que va. La música es el traje de un cuerpo y el cuerpo es la letra, para mí. Cada uno lo hará como quiera, pero esa es mi manera de hacerlo.

Ahora vienes al Auditorio Alfredo Kraus a presentar “Adictos a la euforia” que es una expresión ártica en los tiempos convulsos y llenos de incertidumbres en que vivimos”. ¿En qué crees tú que deberíamos mejorar como sociedad?

     Bueno, pues que sea una expresión ártica. Me ha encantado la frase. En cuanto a “Adictos a la euforia”, es cierto que son los tiempos convulsos. Está claro. Y ¿de incertidumbre? Siempre es tiempo de incertidumbre. Por lo menos, desde que yo vivo. Creo que todos somos adictos a la euforia, porque a todos nos gusta estar bien, básicamente. Porque nos fascina el estar contentos. Y, en mi caso, además, la gente que tengo en frente me hace sentir bien. Es a lo que me dedico. O por lo menos, crearle una especie de conflicto fácil de solucionar y cosas por el estilo. Remover cosas. Pero adictos a la euforia, yo creo que somos todos.

     ¿En qué creo que deberíamos mejorar como sociedad? En millones de cosas. Pero yo, sobre todo, creo que la educación debería ser mejor. Y, además, como creo que existe una verdad por cada persona en el mundo; no creo en la verdad universal, de manera que cada uno de nosotros tendrá una visión distinta sobre en qué deberíamos de mejorar. Como sociedad global, probablemente, deberíamos mejorar en todo. Lo dejo ahí y ya está. Porque, si no, jeje, necesitaríamos… buf, no sé. Probablemente, lo resumiría en intentar tratar mejor al que tenemos en frente, aunque no opine como nosotros. Es decir, una cuestión de respeto. Sí, el respeto, eso… el respeto. Ahí es donde habría que mejorar.

El nuevo disco, personal, como los demás, son 8 canciones y una versión de Robert Palmer que me encanta. ¿Podrías decirnos algo que haga este disco diferente a los anteriores o que a ti te haya producido una sensación de crecimiento o aprendizaje?

     A estas alturas de mi carrera lo que ya no voy a decir si el último disco es el mejor y cosas por el estilo. Esto ya hace mucho tiempo que lo desterré. Lo que sí que es cierto es que el último álbum que se edita, normalmente, es el pequeño, es el que hay que ayudar a crecer y que requiere más cuidados. Pero, en este caso, este álbum tiene una particularidad que yo creo que lo diferencia un poco de otros discos. Yo creo que es una especie de autopista directa entre mi memoria más primaria de “porqué me dedico a esto”. A eso me refiero. A las canciones de los años 70, principio de los 70, sobre todo. Es la música que me rompió el alma y me partió el corazón en dos. Y yo creo que en este disco lo que no ha habido son modernidades de ningún tipo. Es uno de los discos más fieles, en cuanto a sonido, que haya podido hacer respecto a toda esa barbaridad de música que, como te digo, me cautivó y me secuestró para siempre. Y, a día de hoy, sigo en las mismas. Cualquier canción que tenga ese tipo de sonido, tanto si es soul, como es blues, como es rock, como es folk, uf, me da lo mismo; creo que suenan de otra manera y estaban hechas de otra manera.

Pues felicidades porque el disco ha sido nº 1 en ventas de discos físicos, lo cual siempre es una alegría que la gente siga comprando música. Y gracias por este concierto. Sabes que en Canarias se te quiere.

     Pues es cierto. La verdad que sería un necio si no reconociese eso. Que, efectivamente, soy consciente de que en Canarias se me quiere muchísimo y se me lleva demostrando desde hace 30 años, que fue la primera vez que fui. Siempre es un honor. De verdad que cualquier motivo es bueno para ir, porque en general me siento, por suerte para mí, muy querido allá donde voy, pero lo de Canarias es que es una cosa que… ¿sabes que pasa?, que soy extraordinariamente consciente de lo carísimo que es el llevarnos a los músicos de la península para allá. Es caro. Siempre es muy caro. Y que vaya al año cuatro o cinco veces como lleva ocurriendo desde hace 30, lo único que me provoca es sentirme muy, muy, muy honrado. Así que, pues un abrazo grande y ha sido un placer contestar a estas cosillas, por aquí. Más abrazos. 

   

Carlso Goñi con Revolver en el Auditorio Alfredo Kraus
Carlos Goñi con Revolver en el Auditorio Alfredo Kraus (Foto: Tony Ventura)

Agradecimientos

Fotos enviadas por los lectores:

Foto Jorge Panizo
Foto: Jorge Panizo
Foto: Jorge Panizo
Foto: Jorge Panizo

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Reseña concierto de REVOLVER en Gran Canaria

REVOLVER en el Auditorio Alfredo Kraus (foto: Tony Ventura)


     Ayer tuve el privilegio, una vez más, de asistir a un concierto de REVOLVER en Las Palmas de Gran Canaria. Escribo estas letras de la mas absoluta admiración hacia Carlos Goñi. Sí, ese que ha escrito letras que llevamos grabadas en nuestras mentes y que el público se encargó de cantárselas a la cara al propio artista.

     Lleno en el Auditorio Alfredo Kraus, pese a estar a menos de veinte pasos del Festival de las músicas y las artes WOMAD. Y es que, solo artistas con el reconocimiento de Goñi, ponen el cartel de no hay entradas en todas sus presentaciones. Este revolver, dónde apunta, no falla. Y, después de más de dos horas de concierto, los que lo conocemos, sabemos que lo vamos a disfrutar. Y los que nos dedicamos a la industria musical, pudimos asistir a un espectáculo diseñado al milímetro; dejando que las improvisaciones del cantante madrileño, hicieran subir el nivel emocional de los espectadores. La forma de desnudarse en las letras de las canciones las supera con sus comentarios íntimos entre las mismas. Es uno de los cantantes que más envidio, de verdad. El uso de las palabras correctas en frases contundentes está la altura de cualquier literato. Para mí, un maestro.

     Recuerdo su primer “hit” (que así se llamaban en la época): “Si es tan solo amor”. Lo escuché nacer allá por el año 1992. Ya empezaba a decaer el efecto “movida madrileña” y el público empezaba a demandar algo más de calidad, tanto musical como artística. Los lectores que me siguen y que saben que dirigí un musical sobre esta época de nuestro rock en España, entienden que yo siempre he defendido la idea de la poca exigencia que había en aquellos años de transgresión y libertinaje. Pocos, como Los Secretos, pudieron sucumbir con su rock elegante a la vorágine de desenfreno y rock facilón. Goñi abanderó una nueva legión de autores que rompían el molde con un rock cuidado en la elaboración e impecable en la ejecución. Anoche pude disfrutar esa canción con Carlos a la voz principal y más de 1.500 personas haciendo unos coros que lograron emocionar, también, al cantante.

     De verdad que se vivieron momentos mágicos de sintonía. Por un lado, las canciones que el público cantó haciéndolas suyas y, por otro, escuchando las impresiones que el artista contaba desde su micrófono. De hecho, él, a su fiel público, les valoró sus aplausos, pero mucho más sus silencios cada vez que les quería contar una anécdota, una experiencia o una de sus tantas enseñanzas sobre la vida. Vamos, esas cosas que lleva haciendo desde aquel año 92 del que ya han pasado 30 y homenajea en su nuevo disco “Adictos a la euforia”.

     8 canciones nuevas y una versión del “Johnny and Mary” de Robert Palmer es la nueva propuesta que nos lanza este año. Creo que focalizo en la canción “Al infierno sin papeles” el recorrido por estas canciones. Nadie como él para cantarle a la indignación y a la desesperación al poner en el papel de protagonista a todos los que la vida ha llevado a ser unos perdedores sin esperanza.

     El concierto, de más de dos horas, se me pasó en un “plis”. Ya lo avisó desde el principio: “avisen por móvil a sus casas que vamos a tardar en salir de aquí”. Lo cumplió. 17 canciones, algunas de ellas brillantemente alargadas para darle al público un valor que se supo ganar. Goñi emociona y la conexión con sus fieles es el complemento perfecto para pasar una noche inolvidable. Arrancó presentando el nuevo disco con la canción “El anillo de boda”. El primer subidón llegó al escuchar a todo el teatro cantar “Tu noche y la mía”. Sí el público respetó con silencio los comentarios del autor, él les correspondió dejándoles cantar lo que, para muchos, será una de las canciones de su vida. En ese momento todos, toditos, supimos que íbamos a vivir una gran noche. Momentazo, será porque es mi canción, en “Si es tan solo amor” en el que el respetable, con sus voces; echaron un poco más de fuego a la hoguera para “quemarnos” todos juntos. Una grata sorpresa es ver al público en pie, cantando y bailando “San Pedro”. Nos prometió el mar y acabamos todos bañándonos en él.

     Tras un recorrido a sus canciones acompañado por una banda bien medida, pasamos un  rato más, en acústico. Dos canciones. Él y su guitarra, solos frente a un auditorio viviendo momentos íntimos. Está claro que al que es bueno, los adornos no le hacen falta. Brillante. Así, con la banda de nuevo en escena repartieron alguna canción hasta el final. Y quisiera decir que el “bis”, esas tres canciones que hicieron al volver de camerinos ante un público que se lo solicitó al ritmo de nuestro “pio-pio”, es de los más impactantes que he visto en mucho tiempo. El auditorio en píe los veinte minutos que duró. Empezaron con un contundente rocanrol que me motivó siempre: “Ese viejo rock’n’roll”, la versión de la canción de Bob Seger; para acabar con dos canciones icónicas en el repertorio. “El roce de tu piel”, puso al público de pie, que ya no se volvió a sentar. Y “El dorado”, con el que aprovechó para presentar a la banda Manuel Bagües (bajo), Miguel Giner (batería) y David Samaniego (piano); fue el éxtasis final. Terminamos todos en un subidón de una versión en directo que no queríamos que terminara nunca. Que felices estamos cuando somos parte de un delirio colectivo. Y ahí me vi, como ya intuía, en una sesión de hechizo colectivo. Gracias a Calos Goñi y su banda por compartir su corazón con nosotros y lograr que estuvimos más de dos horas latiendo juntos

Foto: Domingo J. Casas

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«30 años en mi corazón», entrevista con CHRISTINA ROSENVINGE


          Christina Rosenvinge forma parte de mi memoria, eso es indudable. Fue de las primeras mujeres rockeras que hubo en España. Rompíamos moldes y estereotipos en aquella España postfranquista. Siempre he admirado a la gente que da un paso adelante y, ella, en aquella época salió de su zona de confort con “Ella y los Neumáticos” a los 15 años. Con el tiempo, se alió con el ex-Zombie Alex de la Nuez y formaron Alex y Christina, que la catapultó al estrellato y con el honor de ser autora de una de las canciones más icónicas de esa etapa del rock femenino que empezaba a llenar las listas de éxitos: “¡Chas! Y aparezco a tu lado”.

          Esta semana hemos podido contar con ella el primer día del LPA BEER & MUSIC FESTIVAL de Las Palmas de Gran Canaria. Agradezco a la organización la oportunidad que me ha dado de poder entrevistar a alguien que ha formado parte de la música de mi cabeza, sobre todo, de la época de Christina y los Subterráneos.

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Minientrevista a Sixto Armas (Cantante)

Publicada en el nº 13 (enero 2021) en la Revista Tamasma Cultural en la sección «Hablando de amigos…»

Con Sixto Armas de gira por México

            Podría haber elegido infinidad de fotos para ilustrar esta minientrevista, porque Sixto y yo llevamos compartiendo la vida desde la adolescencia. Tenemos fotos jugando juntos al fútbol en la U.D. San Antonio, o en los rodajes de sus videoclips que he dirigido, en los estrenos de mis cortos donde ha compuesto parte de la banda sonora. Pero creo que la gira que hicimos por México fue la bomba.

Luis.: Lo primero, agradecerte todos estos años. “Nada es para siempre” figuraba en mi corto “Ante todo… respeto”. ¿Qué le debes a ese, tu primer disco?
Sixto.: Buenos días Luis Alberto, un placer seguir compartiendo contigo después de tantos años. Le debo a mi primer disco la ilusión de los comienzos, la grandeza de haber podido trabajar con grandes profesionales, entre ellos mi amigo José Antonio Ramos y el apoyo de Jesús Mendoza de Jesiisma.

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Opinión: LA MOVIDA: LO QUE ESPAÑA LE DEBE A LA CULTURA

         

         Reconozco que yo me quedé en el 73 con Bowie y T-Rex, como dice Alaska en la canción. Por edad, disfrute “la movida” en el mejor de mis momentos, cuando me estaba haciendo un hombre. Que soy como soy, tengo claro que influyeron mucho, esos aires de libertad. O como muchos dicen, ese “libertinaje”. Y tuve suerte, porque me tocó vivirla lo suficientemente joven para que no me devorara como a tantos que cayeron en la droga y el descontrol.

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