
ELLAS HABLAN
Director: Sarah Polley.
Guion: Sarah Polley y Miriam Toews.
Intérpretes: Frances McDormand, Rooney Mara, Claire Foy, Ben Whishaw, Jessie Buckley, Judith Ivey.
Sinopsis:
Un grupo de mujeres, en una colonia religiosa aislada en medio de Bolivia, luchan por reconciliarse con su fe tras una serie de agresiones sexuales cometidas por los hombres de la colonia.
MI CRÍTICA:
Pese a no tener grandes giros la película, y lo plana que es, me entretuvo bastante. La facilosa habilidad de generar una intriga y mantenerla hasta el final es el truco más viejo del cine. A mí (o más bien a mi “yo” cotilla) le generó las ganas de saber cuál iba a ser la decisión. Esta es una historia simple, se plantea una pregunta al principio y se debate durante dos horas cuál va a ser la solución. Y con esto les acabo de contar la trama. Primitivo, ya sé. Pero esto es lo que planteó la autora Miriam Toews en la novela en la que está basada esta cinta.
Basada en hecho reales acaecidos en la una comunidad boliviana de la iglesia menonita (una rama del anabaptismo) durante los años 2005 a 2009. Cuenta la historia de unas mujeres que, tras ser drogadas, son violadas por los miembros masculinos de la comunidad. Tras descubrirse unas a otras lo que habían ocultado, deciden debatir si se quedan sometidas o se van todas de la comuna. Y aquí arranca un hecho que me parece relevante: someten a votación cuál será la decisión. Será la primera vez que las mujeres de esa comunidad tomarán una decisión propia en sus vidas. Esa es la clave de la película y su reivindicación.
Deciden reunir en un granero a un grupo de mujeres para que debatan sobre la solución. Una película en un granero no es fácil de hacer. Eso es lo que más me ha cautivado en esta cinta, que mantener la atención de espectador con un grupo de personas hablando es harto difícil. Y conmigo lo consiguió. Los diálogos son brillantes y dan paso a muchas clases de filosofía que la autora quería transmitir o levantar conciencia. Se debatirá sobre la genealogía del perdón, de la venganza, de la maldad, de la compasión, del pecado, de la guerra, del supremacismo masculino. Y así podría estar largando un eterno etcétera de varias páginas.
La película abre debates internos en el espectador. Uno de los que más me interesó es el de si el hombre es malo por naturaleza o es el sistema el que lo hace malo. Cada uno que se autorresponda a esto. Habían instaurado un orden comunitario que impedía a las mujeres de la colonia aprender a leer a escribir y que vieran mapas más allá de las sus propias lindes. Para tenerlas sometidas, lo mejor es hacerlas ignorantes. ¿No les sueña que algunos regímenes dictatoriales emplean este sistema?. De hecho, partes de esta película me recordaron a la novela de George Orwell, “Rebelión en la granja”.
Me gustó mucho el elenco de actrices, buen casting. Y mi teoría de siempre: “si quieres que a tu película la nominen al Óscar, ficha a Frances McDormand”. Bien conjugadas tenemos en estas dos horas a los personajes que representan figuras como a la idealista, la luchadora, la sumisa, la sabia, la inocentona y varias más. Cada una de ellas, además, tendrá su momentazo a lo largo de la película en forma de monólogo explicativo. Cada una nos da una lección, una moraleja o nos incita a pensar detenidamente en nuestra propia moralidad. Eso es el éxito de este film. Eso sí, todas son frágiles por el sometimiento al que han estado obligadas y del que pretenden salir.
En contra de la peli, diremos que, si este mensaje debería verlo todo el mundo, no eligieron el camino más adecuado. Lo plana que es, la falta de giros grandes y de tramas secundarias, la elección de la fotografía rodada en tonos sepias, grises y azules, hacen que solo pueda verse por un reducido tipo de púbico. Porque, les digo que a mí me gustó, pero no se la puedo recomendar a muchos de mis amigos a los que sé que no les va a gustar.
2 NOMINACIONES:
Mejor Película
Mejor Guion Adaptado (Sarah Polley)
TÁR
Director: Todd Field.
Guion: Todd Field.
Intérpretes: Cate Blanchett, Nina Hoss, Mark Strong, Noémie Merlant.
Sinopsis:
La mundialmente famosa Lydia Tár está a solo unos días de grabar la sinfonía que la llevará a las alturas de su ya formidable carrera. La notablemente brillante y encantadora hija adoptiva de Tár, Petra, de seis años, tiene un papel clave en la tarea. Y cuando los elementos parecen conspirar contra Lydia, la joven es un apoyo emocional importante para su madre en apuros.
MI CRÍTICA:
La película dura en exceso, aunque a ratos no se note. Se nota al final, cuando acaba y te quedas tan anodino como empezaste. Bueno, menos los incondicionales de la música clásica que disfrutarán de un sinfín de diálogos explicativos y eruditos hacia esa biosfera de armónicos y batutas. Pero a los que nos da igual la polémica de si Beethoven le robó algunas músicas a Mozart, pues hay fases en las que parece que la película no termina de arrancar. Una realización con muchos planos secuencia y pocos cortes de cámara dan ese tempo inicial de “lento” tirando a “adagio moderato” (vamos, planos largos y mucho hablar). La mitad de los diálogos no los recuerdo, porque no tenían que ver con la trama, simplemente para presentar la sabiduría y cultura de la directora de la orquesta de Berlín, Lydia Tár. Pero es que ya eso nos queda patente en la primera secuencia-entrevista que le hacen. Es una forma obvia de presentar a alguien, pero vale. Te lo comes y punto. El problema es que toda la hora siguiente es más de los mismo. Diálogos y más diálogos en juego de plano-contraplano.
Sí que me atrajo más, como documental. Reflejar los entresijos del mundo de la música tan jerarquizado, me mantuvo un poco más atento. Yo he sufrido el tener que pedir disculpas a una estrella, aun sabiendo que fue ella la que cometió el error. Todo porque no se liase más la cosa y por el buen fin de la obra. Y sé lo que se cuece. Por eso dejé aparcadas las bambalinas, por ahora. Aquí el director hace un ejercicio impecable de relatar como el infinito poder de una estrella con soberanía mediática puede llegar a corromperla. Muchas veces es por dinero. Pero, como en otros, verídicos, en este es el sexo el que motiva a los personajes.
Una de las cosas en las que falla esta película es que es tan larga que el verdadero primer giro de la historia llega pasada más de una hora. En esa parte, si quitan secuencias, la película es la misma, se lo aseguro.
El director Todd Field ya me gustó en la película “En la habitación” (2001) y tiene un don especial para ocultar informaciones para que el espectador no juzgue a la ligera. Todo lo contrario de lo que hacen muchos medios de comunicación hoy en día, cuando quieren linchar a alguien e iniciar juicios paralelos. Durante esta historia, no sabemos si la protagonista tiene o no la razón y el autor intenta que tomemos nuestro propio posicionamiento con sus ambigüedades y ocultaciones de detalles importantes. Aunque, para ello, a veces recurre a elementos que luego no cierran bien las tramas. A mí se me queda colgado el saber para que servían las ensoñaciones que tenía la directora musical ¿remordimientos?
Otra cosa que apreciamos con facilidad viendo esta cinta, es lo evidente de poner de relevancia casos de abuso de poder para tener relaciones sexuales como los que dieron pie a la iniciativa #MeToo. Insignes nombres han pasado por la quilla de ser acusados de usar su posición privilegiada para contratar a otros artistas para someter sexualmente a sus víctimas. Recordemos los casos de Harvey Weinstein, condenado a 16 años de prisión por contratar actrices a cambio de favores sexuales o Plácido Domingo que tuvo que pedir perdón por el dolor causado a sus víctimas. Aquí es una lesbiana la protagonista del mismo relato que los anteriores. A lo largo de la película nuestra heroína musical pasa, de ser una genio a ser un ser deplorable.
Y Cate Blanchett, que hace uno de los papelazos de su vida. Óscar casi seguro. La sutileza de la conversión del personaje es de ponérsela a los alumnos de interpretación en las clases. Ese aire de arrogancia insultante del principio ya me impresionó, pero; a medida que se va deteriorando su imagen pública, lo hacen sus emociones y su forma de exteriorizar. Es complejo el personaje en matices casi imperceptiblemente y eso es lo que me encanta: cambia radical de personaje pero siendo la esencia del mismo.
Es una pena que el documento explicito de cómo se manejan los hilos de la alta alcurnia de la música de las grandes orquestas se vea diluido al final. Desde el punto de giro de las acusaciones que le hacen, la película viene en “adagio” y va “crescendo” hasta el “allegro”, para terminar en un “prestissimo” que no se entiende y que hace que cuando salen los créditos finales se te quede una cara de ¿y todo para esto? En definitiva, es una buena sinfonía con demasiadas notas discordantes. Y la última secuencia me parece ridícula. Con lo que, terminar el último plano de una obra tan seria como esta con una gracieta, no le pega y se carga mucho del trabajo anterior del personaje y de la historia en sí. Ah, y los Oscars de la fotografía y el montaje, pues no me parecen, ni de lejos.
3 NOMINACIONES:
Mejor Película
Mejor Director (Todd Field)
Mejor Guion Original (Todd Field)
Mejor Actriz (Cate Blanchett)
Mejor Director de Fotografía (Florian Hoffmeister)
Mejor Montaje (Monika Willi)
EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA
Director: Ruben Östlund.
Guion: Ruben Östlund.
Intérpretes: Harris Dickinson, Charlbi Dean, Zlatko Buric, Dolly De Leon, Woody Harrelson.
Sinopsis:
Tras la Semana de la moda, Carl y Yaya, pareja de modelos e influencers, son invitados a un yate en un crucero de lujo. Mientras que la tripulación brinda todas las atenciones necesarias a los ricos invitados, el capitán se niega a salir de su cabina, a pesar de la llegada inminente de la célebre cena de gala. Los eventos toman un giro inesperado y el equilibrio de poder se invierte cuando se levanta una tormenta que pone en peligro el confort de los pasajeros.
MI CRÍTICA:
La primera secuencia me presagiaba que me iba a encantar la película. Un diálogo inteligente, lucido, irónico hasta la ridiculez siempre me inspira una señal de que el director domina el juego que me gusta: hacer humor del drama. Y la película transcurre por esos derroteros en la primera parte. El problema de esta historia es que son dos películas en una, unidas por una escatológica transición que no viene a cuento y que es exagerada al hacernos contemplar atónitos a un sinfín de vómitos y diarreas (literal) consiguiendo que la película pierda toda la gracia. De hecho, siempre digo que, si una secuencia se quita y la película sigue siendo la misma, es que sobraba. Y esa transición sobra, más allá de una secuencia en la que se vea a los pasajeros y tripulantes poniéndose pachuchos. No me apetece ver tantos minutos de comprobar que estaban malos. Ya me había quedado claro en la secuencia del restaurante. Lo demás sobra.
Pero hablemos de las dos partes por separado. La primera es hilarante, sarcástica y mordaz. Hacía tiempo que no me reía tanto en una sala de cine. Además, como estábamos mi hermano y yo, los dos solos en la sala, pudimos hablar y hacer chiste en medio. Les juro que me divertí. Ridiculizar mundos a los que odio-envidio, siempre es un recurso fácil. Aquí, los personajes ridiculizados son los ricos que no saben qué hacer para divertirse al tener de todo (¿ustedes también lo envidian?) y los influencers que ganan dinero haciéndose fotos con unos espaguetis que no se van a comer. Todo, porque les paguen cosas gratis a cambio de esas fotos (sí, sí, también me da envidia). A mí me han regalado cosas para promocionarlas y les aseguro que mola. Todos en un crucero demostrando los banales que son. El director supo bien empatizar con el público y mostrarnos a unas figuras para los que el dinero y el poder lo es todo en la vida, pero que luego no sabrían hacer una O con un canuto. Esta parte es como una ida de olla, divertida y sorprendente en alguno de los diálogos.
La segunda parte no hay por dónde pillarla. Lo único que se me ocurre es que quisiera hacer otra ridícula parodia, pero esta vez de los realitys televisivos. La cosa es que no me la creo, nada de nada en cuestión narrativa. Y tiene tales faltas de ritmo, que la película decae hasta el aburrimiento. Y, lo que más me molesta, demasiados fallos de guion de los denominados “pereza del guionista”. No vale que no haya conversión de los personajes a lo largo del tiempo que pasan en la isla. Me niego a creer que gente que ha logrado hacer tanto dinero sean tan torpes que no sean capaces de conseguir comida ni que no hayan salido a investigar a ver cómo es la isla sólo porque oyen un ruido extraño. ¿Prefieren vivir rebajando su dignidad a intentar solucionarla? No, no me lo creo, porque ese tipo de ricachones no aceptan, nunca, nunca; chantajes externos. Y ni decir de las ropas, siempre perfectas; o que contraten a un capitán borracho para un barco tan elitista que cuida todos los detalles entre su tripulación. ¿Y la conversación por la megafonía del barco?, ahí fue cuando empecé a despegarme de la trama, de la película y de las risas.
Pero quizás “no eres tú, soy yo”. Quizás yo no fuese el público adecuado. Esta película ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes y el Premio a la Mejor Película del Cine Europeo. Pero vamos, que sigo diciendo que la película empezó de 10 y acabó de 4.
Otra cosa que rescato de esta película es la interpretación de Woody Warrelson. Es que es uno de mis actores preferidos. Personajes marcados, aunque aquí, por desmesurado; queda ridículo. Eso sí, hasta las ridiculeces las borda. Y mi sorpresa en esta película, más que por la interpretación por la sensualidad que transmite de actriz de los años dorados; es Charlbi Dean. Me sedujo, de verdad. La pena es que no volvamos a verla tras su fallecimiento por una infección hace unos meses (D.E.P.). La hubiera vuelto a ver, seguro. En contra, la interpretación sosa del protagonista Harris Dickinson no sabría decir si es por actuación o porque querer reflejar el mundo de los influencers que parecen mucho y, al final, no son nada más que sosainas, guapos. Me queda duda, pero soso está un rato largo. El único personaje que tiene una transformación es el de la sirvienta filipina Dolly de León, pero, aun así, su parte es tan increíble y ridícula que queda deslucida. Su último plano me parece estremecedor
Como me suele pasar cuando veo películas que me descolocan, contrasto opiniones y… lo que les digo, a gente le ha parecido una maravilla y a otros un “fake”.
3 NOMINACIONES:
Mejor Película
Mejor Director (Ruben Östlund)
Mejor Guion Original (Ruben Östlund)
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