La idea de esta reflexión me vino a raíz de un tuit de un buen amigo publicado en la red social Twitter con motivo de las donaciones que las empresas hacen en los momentos duros de las catástrofes. Estaba motivado por el volcán de la isla de La Palma que nos tiene en vilo a todos los canarios y, también, a todos los españoles. En él, opinaba sobre lo discretas que deberían ser esas donaciones. Las empresas que entregan un dinero (o enseres, a veces, más necesarios) no deberían hacer visible ese altruismo y, en un ejercicio de ética, ser solidarios sin sacar beneficio por ello. La verdad que lo veo loable, pero ¿producente? Yo tengo la otra visión. Y las dos son iguales de válidas.
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