Minientrevista a Carlos Castilla (Presentador)

Publicada en el nº 41 (mayo 2023) en la Revista Tamasma Cultural en la sección «Hablando de amigos…»

Con Mercedes Ortega y Carlos Castilla en alguna de las Galas de los Carnavales de Telde que dirigí

A Carlos Castilla lo conocí, como casi todos, de verlo en la televisión. Después, tuve el privilegio de su amistad, de la que puedo presumir desde hace años. Una persona cercana, siempre con la sonrisa en la boca. Y una cosa que me encanta de él es su carácter camaleónico, como el mío, para adaptarse a los proyectos y a las personas.

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Minientrevista a Ángela Díaz (Pintora)

Publicada en el nº 40 (abril 2023) en la Revista Tamasma Cultural en la sección «Hablando de amigos…»

Con Ángela Díaz en la presentación de su exposición «Miradas de Mujeres» en la Ermita de San Pedro Mártir de Telde

A Ángeles Diaz la conocí el día que nuestra amiga Fela me invitó a una de sus exposiciones. Me encantó, de verdad. Y sus cuadros, también. A partir de ahí, surgió una amistad que confluye hoy mismo en que los tres quedamos para ver arte. En concreto, una exposición de esculturas en el Museo de Arucas en la que hemos podido abrirnos las mentes, unos a otros, contando lo que veíamos en cada pieza.

Gracias Ángeles por este ratito de complicidad que hemos pasado hoy desgranando la obra de otros autores, pero, hablando de la tuya, veo que la mujer es un leitmotiv en tu obra. ¿Qué nos quieres transmitir?
La mujer ha sido siempre el hilo conductor de mi obra porque es a través de ella y de sus miradas como mejor expreso mis sentimientos y emociones. Es además mi manera de homenajear a las grandes olvidadas de la historia.

Otra cosa que aprecio al ver tus exposiciones es tu atracción por África. ¿Alguna razón?
África es pura policromía de colores cálidos, un continente lleno de ritmos y contrastes que me seduce y apasiona enormemente. Sus dos caras, la de la pobreza, migración, trabajo infantil y la de la vitalidad, alegría y agradecimiento fueron el tema de mi última exposición.

Y lo que más me impacta de tus cuadros son los realismos de las miradas. Viéndolos, se adivina en los personajes una vida interior cargada de emociones.
Las miradas suelen ser mi principal centro de interés. Cuando pinto un cuadro comienzo dibujando y reforzando la expresión de los ojos estableciéndose a partir de ahí una especie de diálogo que me dirige en la realización del resto de la obra.

¿Qué cuadro y de qué autor te hubiera gustado haber pintado?
Sin duda alguna el Guernica de Picasso. Nunca percibí tanto dolor reflejado en una obra de arte.

Y de lo que pintas, ¿ves las imágenes antes de plasmarlas?
Suelo tomar referencias fotográficas añadiendo toques personales hasta conseguir que cada uno de mis sentimientos y emociones queden adecuadamente expresados. Cada imagen es reflejo de mis momentos emocionales.

Pues a la gente que nos lee, no dejen pasar las exposiciones de esta mujer tan interiormente rica y exteriormente dulce; que nosotros nos emplazamos para una fiestita en su casa que ya está planeada. Se dijo.


100 Escritos a Padrón

Con motivo de la 6ª edición del proyecto «+ de 100 escritos a Padrón», promovido por la Casa-Museo Antonio Padrón, presento este relato que nace a partir de 6 de sus obras.

ANTONIO PADRÓN
Nació en Gáldar (Gran Canaria) en 1920. Allí vivió, desarrolló su obra y murió. Artista polifacético, fue pintor, escultor, ceramista, compositor. Durante su vida estuvo muy apegado a su tierra y a su gente. En ellos se inspiró para crear sus cuadros, no desde la pura observación artística, sino desde la implicación con la sociedad de su entorno. Su obra es singular en la pintura canaria del siglo XX.
http://escritosapadron.com/

CAMINANDO A LA MATERNIDAD
Luis Alberto Serrano

          Estaba el pintor paseando, rumbo a la nada y con los pensamientos en las cosas que veía. Calle abajo, era un camino que le gustaba hacer, porque su tranquilidad le inspiraba. Aquella mañana, al pasar por el lado de la quesería, vio a la mujer un tanto indispuesta. Se acercó, lo más rápido que pudo, a ella y vio que se estaba poniendo de parto. A grito vivo, avisó para que le ayudaran a socorrerla a las vecinas y gentes de buena voluntad. Las secadoras de jareas, que lo oyeron, salieron todas a auxiliar, como si la vida les fuera en ello. Unas a echar una mano en el alumbramiento y, otras, a avisar a la comadrona y al padre que estaría, como siempre, en las majadas. No aparecía la practicante por ningún sitio. Estaría cerca de alguna botella de anís. Así que, todos coincidieron en convocar a la vieja turronera que, por ser la que estaba siempre en la plaza del centro médico, ya había tenido que cortar los cordones umbilicales de la mitad de los niños del pueblo.

          Se concentraron todas las mujeres en la casa de la quesera. Unas preparando agua caliente, otras rasgando una sábana vieja para hacer jirones, y otras preparando café y un queque de plátano para los invitados que tendrían que venir.

          Al pintor lo echaron porque como es hombre, no entiende de esas cosas. La turronera ya daba órdenes a las demás. Parecía un panal de abejas, todas trabajando sincronizadas. El padre de la criatura llegó justo en el momento en el que el retoño esbozó su primer llanto. Entrando corriendo en la casa, se abrazó a todas las que por allí estaban. Hasta una de las secadoras de jareas, con la que hacía años que no hablaba por motivos de unas disputas de tierras, recibió su estrujón.

          Cuando ya todo se hubo calmado, la madre con su bebé en brazos y su esposo al cuidado de los dos, la casa se fue llenando de parientes y amigos con ganas de ver al vástago. No podía nacer en mejor familia. Y, al rato en que todos empezaban a despedirse, volvió el pintor que había ido a ver a la vendedora de flores para traerle un ramito de rosas a la nueva mamá.

Luis Alberto Serrano
@luisalserrano